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Reemplazo de Rodilla (Prótesis)

  • Dr. Emilio Barbarin
  • 26 nov 2017
  • 4 Min. de lectura

Si su rodilla está severamente dañada por artritis o una lesión, le puede resultar difícil realizar actividades simples, como caminar o subir escaleras. Usted puede sentir dolor incluso mientras está sentado o acostado.

Si los tratamientos no quirúrgicos como los medicamentos y usar soportes para caminar ya no ayudan, tal vez usted querría considerar la cirugía de reemplazo total de rodilla. La cirugía de reemplazo articular es un procedimiento seguro y efectivo para aliviar el dolor, corregir la deformidad de la pierna y ayudarlo a retomar las actividades normales.

La cirugía de reemplazo de rodilla no es algo nuevo, las mejoras en materiales y técnicas quirúrgicas han aumentado enormemente su efectividad. El reemplazo total de rodilla es uno de los procedimientos más exitosos en toda la medicina.

La rodilla es la articulación más grande en el cuerpo y se requieren rodillas saludables para realizar la mayoría de las actividades cotidianas.

La rodilla está formada por el extremo inferior del hueso del muslo (fémur), el extremo superior de la espinilla (tibia) y la rótula. Los extremos de estos tres huesos en el lugar que se tocan están cubiertos con cartílago, una sustancia suave que protege a los huesos y les permite moverse fácilmente.

Los meniscos están ubicados entre el fémur y la tibia. Estas cuñas en forma de C actúan como "absorbedores de impacto" que acolchan la articulación.

Ligamentos largos sostienen al fémur y la tibia juntos y proveen estabilidad. Los músculos largos del muslo dan fortaleza a la rodilla.

Todas las restantes superficies de la rodilla están cubiertas por un fino revestimiento llamado membrana sinovial. Esta membrana libera un líquido que lubrica al cartílago, reduciendo la fricción prácticamente a cero en una rodilla saludable.

Normalmente, todos estos componentes trabajan en armonía. Pero la enfermedad o una lesión pueden distorsionar esta armonía, con el resultado de dolor, debilidad muscular y reducción de la función.

La causa más común del dolor crónico de rodilla y la discapacidad es la artrosis. Aunque hay muchos tipos de artritis, la mayoría del dolor de rodilla es causado por solamente tres tipos: osteoartritis, artritis reumatoide y artritis post-traumática.

  • Osteoartritis. Este es un tipo de artritis de "uso y desgaste" relacionada a la edad. Por lo general ocurre en personas de 50 años de edad o mayores, pero puede ocurrir en personas más jóvenes también. El cartílago que acolcha los huesos de la rodilla se ablanda y se desgasta. Los huesos entonces frotan uno con otro, causando dolor y rigidez de la rodilla.

  • Artritis reumatoide. Esta es una enfermedad en la que la membrana sinovial que rodea a la articulación se inflama y engruesa. Esta inflamación crónica puede dañar al cartílago y eventualmente causar pérdida de cartílago, dolor y rigidez. La artritis reumatoide es la forma más común de un grupo de trastornos denominado "artritis inflamatoria".

  • Artritis post-traumática. Esta puede desarrollarse después de una lesión seria de la rodilla. Las fracturas de los huesos que rodean la rodilla o los desgarros de los ligamentos de la rodilla pueden dañar el cartílago articular con el paso del tiempo, causando dolor de rodilla y limitando la función de la rodilla.

La osteoartritis a menudo resulta en la frotación de hueso contra hueso. Las protuberancias óseas son un rasgo común de esta forma de artritis.

Hay cuatro pasos básicos para un procedimiento de reemplazo de la rodilla.

  • Preparación del hueso. Las superficies del cartílago dañado en los extremos del fémur y la tibia se remueven junto con una pequeña cantidad del hueso subyacente.

  • Posicionamiento de los implantes de metal. El cartílago y el hueso removidos son reemplazados con componentes metálicos que recrean la superficie de la articulación. Estas partes de metal puede ser cementadas o "calzadas a presión" en el hueso.

  • Resuperficialización de la rótula. La superficie debajo de la rótula se corta y se resuperficializa con un botón de plástico. Algunos cirujanos no resuperficializan la rótula, según el caso.

  • Inserción de un espaciador. Un espaciador plástico de uso médico se inserta entre los componentes de metal para crear una superficie de deslizamiento suave.

Hay varias razones por las que su médico podría recomendar la cirugía de reemplazo de rodilla. Las personas que se benefician de la cirugía de reemplazo total de rodilla a menudo tienen:

Una rodilla que se ha arqueado como resultado de artritis severa.

  • Dolor severo o rigidez de la rodilla con limitación de las actividades cotidianas, incluyendo caminar, subir escaleras, sentarse y levantarse de una silla. Usted podría tener dificultad para caminar más que unas pocas cuadras sin dolor significativo y podría necesitar usar un bastón o andador

  • Dolor de rodilla moderado o severo mientras descansa, tanto de día como de noche

  • Inflamación e hinchazón crónicas de la rodilla que no mejoran con el reposo ni con medicamentos

  • Deformidad de la rodilla (un combado de la rodilla hacia afuera o hacia adentro)

  • No experimentan una mejoría sustancial con otros tratamientos como medicamentos antiinflamatorios, inyecciones de cortisona, inyecciones lubricantes, terapia física u otras cirugías

Quien es un buen candidato?

No hay restricciones absolutas de peso ni de edad para el reemplazo total de rodilla.

Las recomendaciones para la cirugía se basan en el dolor y discapacidad de un paciente, no en la edad. La mayoría de los pacientes que se someten a reemplazo total de rodilla tienen entre 50 y 80 años, pero los cirujanos ortopédicos evalúan a los pacientes individualmente. Se han realizado reemplazos totales de rodilla con éxito en todas las edades, desde el joven adolescente con artritis juvenil hasta el paciente anciano con artritis degenerativa.

Evaluación ortopédica

Una evaluación por un cirujano ortopédico consiste de varios elementos:

  • Antecedentes médicos. Su cirujano ortopédico reunirá información de su salud general y le preguntará sobre el grado de dolor de su rodilla y su capacidad para funcionar.

  • Un examen físico. Esto evaluará la movilidad, estabilidad y fortaleza de la rodilla, y la alineación global de la pierna.

  • Radiografías (rayos X). Estas imágenes ayudan a determinar el grado de daño y deformidad en su rodilla.

  • Otros exámenes. Ocasionalmente exámenes de sangre, o estudios avanzados con imágenes como una resonancia magnética (RMN), pueden ser necesarios para determinar la condición del hueso y tejidos blandos de su rodilla.

Si bien existen riesgos, como cualquier cirugía, es mas frecuente tener una mejoría que cambie tu vida.

 
 
 

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